Las antiguas fraternidades sociales estaban basadas en el rito de beber sangre; la fraternidad judía primitiva era un sacrificio de sangre. [1] La creencia de que la sangre era el asiento del alma dio origen a la práctica de beber sangre. [2]
La decadencia de los lazos consanguíneos a favor de los lazos territoriales hizo posible el Estado embrionario, y en general las conquistas cimentaban firmemente estas federaciones tribales. [3] Los primeros tratados de paz fueron los «lazos de sangre». [4]
Los adeptos del culto de Mitra lo practicaban en cuevas y en otros lugares secretos, donde cantaban himnos, murmuraban palabras mágicas, comían la carne de los animales sacrificados y bebían su sangre. [5] Beber sangre se volvió algo corriente, y existía la costumbre de mezclar las partes «comestibles» del cuerpo con medicinas. [6] Beber la sangre era un sello de amistad personal y símbolo de lealtad al grupo. [7]