Dios permite la falta de armonía en el universo para permitir el libre albedrío, lo que lleva a la posibilidad de desacuerdos y malentendidos como evidencia de la existencia de la personalidad en nuestro universo en evolución. [1]
En el futuro, los superuniversos agotarán las posibilidades de desadaptación a medida que se esfuercen por alcanzar la perfección en todos los aspectos del desarrollo físico, espiritual, administrativo, gubernamental y fraternal. [2] La imperfección y el mal potencial surgen de la desadaptación inherente al crecimiento evolutivo. [3]