El Ajustador, el futuro finalista, el Padre y el Ser Supremo todos dependen de nuestras decisiones para que se forme un nueva realidad a través de nosotros. [1] Los Ajustadores pueden morar en seres que tienen libre albedrío. [2]
El hombre no puede elegir más allá de la gama de lo que es elegible. El hombre no posee un libre albedrío sin trabas; el alcance de su elección tiene unos límites, pero dentro del radio de esta elección, su voluntad es relativamente soberana. [3]
La voluntad es esa manifestación de la mente humana que permite a la conciencia subjetiva expresarse objetivamente y experimentar el fenómeno de aspirar a ser semejante a Dios. [4] El hombre debe ser falible si quiere ser libre; los malentendidos son inevitables. [5]
Los hijos creados con un amplio grado de libertad personal para elegir y hacer planes provocan unas mayores tribulaciones iniciales que luego se ven compensadas con creces por una mayor lealtad posterior. [6]
Dotar de libertad a unos seres imperfectos implica tragedias inevitables, y es propio de la perfecta Deidad ancestral compartir de forma universal y afectuosa esos sufrimientos en amoroso compañerismo. [7] El libre albedrío, junto a la conciencia de sí mismo, es una dotación exclusiva de las personalidades. [8]
El don de la personalidad del Padre hace que los mortales sean conscientes de sí mismos y capaces, relativamente, de determinarse y crearse a sí mismos. [9] Es una política fija de la ley universal la de no violar jamás el libre albedrío. [10] El hambre y el miedo proporcionan una restricción externa a las elecciones. [11]
El libre albedrío relativo está involucrado en la decisión moral, el discernimiento de la verdad, el amor desinteresado, la cooperación decidida, la percepción cósmica, la dedicación de la personalidad y la adoración. [12]
El hombre mortal no es un esclavo desamparado de la soberanía inflexible de un Dios todopoderoso, ni una víctima de la fatalidad desesperante de un determinismo cósmico mecanicista. [13] El hombre mortal puede acercarse a Dios y alejarse repetidas veces de la voluntad divina durante tanto tiempo como conserve su poder de elección. [14] Únicamente en el terreno de la volición de las criaturas es donde ha habido desviaciones de los caminos divinos y de los planes originales. [15] La libre elección permite volverse cocreadores de sí mismos tal como deseemos llegar a ser. [16] Aunque la religión es normal y natural para el hombre, es también opcional. El hombre no tiene por qué ser religioso en contra de su voluntad. [17] El espíritu libera y el mecanismo limita la función del libre albedrío. [18] La volición espiritual autoidentificada con Dios se libera del tiempo. [19] La tentación no puede ser superada simplemente por la voluntad humana. [20]
El libre albedrío es la voluntad, la facultad para elegir la adoración y la ascensión; la capacidad de elegir la supervivencia eterna. [21]
Ningún otro ser, ninguna fuerza, ningún creador o agente en todo el extenso universo de universos puede interferir en ninguna medida en la soberanía absoluta del libre albedrío humano. [22] Es peligroso e inestable si no está controlado ni identificado con el espíritu. [23] Es el factor determinante en la experiencia humana. [24] Tiene el poder para rescindir la elección espiritual y rechazar la supervivencia en cualquier momento antes de la fusión. [25] El libre albedrío incluye la posibilidad de confundirse, trastornarse y destruirse. [26]
La elección se libera cada vez más a medida que se asciende en los universos; la elección se acerca finalmente a la libertad divina cuando la personalidad ascendente alcanza el estado de divinidad, la supremacía de la consagración a los objetivos del universo. [27]
La voluntad es el máximo de decisión. La voluntad es la elección deliberada de un ser auto-consciente, que conduce a una decisión y a un comportamiento basados en una reflexión inteligente. [28]
La mente material es el ámbito en el que viven las personalidades humanas, son conscientes de sí mismas, toman sus decisiones, escogen o abandonan a Dios, se eternizan o se destruyen a sí mismas. [29]
No se os ofrece una elección sin restricciones en cuanto a nuestro futuro camino; pero podemos elegir dentro de unos límites. El mundo espiritual está gobernado por el principio de respetar la elección de nuestro libre albedrío, a condición de que el camino que escojamos no sea perjudicial para nosotros o nocivo para nuestros compañeros. [30] El libre albedrío es el rango de elección necesario para disfrutar de la progresión del universo al hacer contacto con la realidad. [31] Nuestra voluntad es relativamente libre y, por lo tanto, determina nuestras acciones. [32]
Durante la vida, nuestra voluntad mortal, el poder de decisión y de elección de la personalidad, reside en los circuitos materiales de la mente; a medida que avanza nuestro crecimiento en la Tierra, este yo, con sus inestimables poderes de elección, se identifica cada vez más con la entidad emergente del alma morontial; después de la muerte y de la resurrección en el mundo de las mansiones, nuestra personalidad está completamente identificada con el yo morontial. [33]
El Padre ha ordenado el libre albedrío; ninguna personalidad tiene el poder o la autoridad para restringir o acortar esta capacidad de elección. [34]
El Creador se niega a coaccionar el libre albedrío espiritual de sus criaturas materiales o forzarlas a que se sometan. La dedicación afectuosa de la voluntad humana a hacer la voluntad del Padre es el regalo más selecto que el hombre puede hacerle a Dios. [35]
Los mortales somos sujetos predestinados, pero no está ordenado de antemano que tengamos que aceptar esta predestinación divina; tenemos plena libertad para rechazar cualquier parte o todo el programa de los Ajustadores del Pensamiento. [36]
Ningún ser humano será nunca espiritualizado en contra de su voluntad por un Monitor divino; la supervivencia es un don de los Dioses que ha de ser deseado por las criaturas del tiempo. El término mente morontial significa la sustancia y la suma total de unas mentes de naturaleza diversamente material y espiritual en cooperación. [37]
El hecho mismo de que una criatura malvada pueda elegir realmente hacer el mal —cometer el pecado— establece el hecho del libre albedrío y justifica plenamente cualquier largo retraso en la ejecución de la justicia, con tal que la misericordia facilitada pueda conducir al arrepentimiento y a la rehabilitación. [38]
La decisión de los gemelos Andón y Fonta de huir hacia el norte y apartarse de sus antepasados fue el primer acto de la voluntad en la Tierra. [39] La adquisición por parte del hombre del juicio ético, de la voluntad moral, coincide generalmente con la aparición del lenguaje primitivo. [40] Durante la rebelión de Lucifer las autoridades de Edentia no intervinieron en la rebelión hasta que todas las personas tomaron una decisión final. [41]
A los Portadores de Vida no les permiten experimentar con la voluntad o interferir en ella; no tienen permiso para dominar o influir arbitrariamente sobre las criaturas morales. [42]