La verdadera religión está viva y requiere un crecimiento espiritual constante, expansión intelectual y servicio social, pues la cristalización de los conceptos religiosos conduce a la muerte espiritual. [1]
Para perdurar, las economías, las sociedades y los gobiernos deben evolucionar; las condiciones de estancamiento en un planeta dinámico son indicativas de decadencia. [2] En la carrera eterna, el progreso es impulsado por la acción y la ética, y nunca se encuentra con el estancamiento de la personalidad. [3] El alma estancada, desprovista de pensamiento moral y actividad espiritual, es un alma moribunda. [4] El estancamiento termina en una muerte inevitable, pero el progreso en los mundos morontial y espiritual es gradual y ascendente. [5]