La repercusión inevitable de la voluntad y el acto del Padre eternizó al Hijo Original como Paraíso, revelando el potencial infinito de su ser no personal. [1]
La inevitabilidad existencial de la Trinidad original y eterna del Paraíso dio forma al universo maestro y sigue siendo la necesidad absoluta en todos los asuntos del universo. [2]
La personalización triple de la Deidad es una inevitabilidad absoluta, que conduce a la creación de los Siete Espíritus Rectores como una inevitabilidad subabsoluta. [3]
El Absoluto Universal fue un resultado inevitable del acto del Padre Universal de diferenciar las realidades del universo en valores deificados y no deificados. [4]
La inevitabilidad evolutiva del Supremo es una parte vital de la inevitabilidad absoluta de la Trinidad. [5]
Las inevitabilidades divinas de Dios el Supremo, Dios el Último y Dios el Absoluto son trinidades que buscan manifestarse a través de la personalización y el funcionamiento experiencial. [6]
Los Siete Espíritus Rectores, como inevitabilidades subabsolutas, son cruciales para la culminación de la triple personalización de la Deidad indivisa. [7] Las deficiencias inevitables en todos los niveles de la existencia son expiadas por seres espirituales superiores en la presente era del universo. [8]
Toda la vida humana está acosada por dificultades, desigualdades, inseguridades, errores y peligros, pero aun así refleja la soberanía universal de Dios. [9]
Los miembros de una familia inevitablemente experimentan beneficios y consecuencias por las acciones de los demás, sean justas o injustas, pero tengan la seguridad de que esas aflicciones son solo temporales y no pueden obstaculizar su destino eterno. [10]