La fraternidad constituye una relación de hecho entre todas las personalidades en la existencia universal. [1]
La meta última del progreso humano consiste en reconocer respetuosamente la paternidad de Dios y en materializar con amor la fraternidad de los hombres. [2]
Aunque la religión es exclusivamente una experiencia espiritual personal —conocer a Dios como Padre— el corolario de esta experiencia —conocer al hombre como hermano— implica la adaptación del yo a otros yoes, y esto supone el aspecto social o colectivo de la vida religiosa. [3] Ninguna persona puede evitar los beneficios o los perjuicios que pueden surgir como resultado de una relación con otras personas. [4]
La fraternidad de los hombres está basada en la paternidad de Dios. [5] La universalidad del amor de Dios engendra una relación de totalidad, la fraternidad universal. [6]
La revelación religiosa es esencial para llevar a cabo la fraternidad en Urantia. [7]
La manera más rápida de llevar a cabo la fraternidad de los hombres en Urantia consiste en efectuar la transformación espiritual de la humanidad actual. [8] El impulso del servicio social es la base de la fraternidad de los hombres. [9]
Si tan sólo cada mortal pudiera convertirse en un foco de afecto dinámico, este virus benigno del amor pronto impregnaría la corriente de emoción sentimental de la humanidad hasta tal punto que toda la civilización quedaría envuelta en el amor, y ésta sería la realización de la fraternidad de los hombres. [10]
Jesús usó el término «fraternidad de los hombres» para el reino de los cielos. [11] Lucifer abogó insistentemente en su defensa de la «igualdad de la mente» y de «la fraternidad de la inteligencia». [12]