Jesús describió la profunda seguridad del mortal que conoce a Dios cuando dijo: «Para un creyente en el reino que conoce a Dios, ¿que importa si todas las cosas terrenales se derrumban? ». [1]
Dios es la más ineludible de todas las presencias, el más real de todos los hechos, la más viva de todas las verdades, el más afectuoso de todos los amigos y el más divino de todos los valores; de Dios tenemos derecho a estar más seguros que de cualquier otra experiencia universal. [2] Jesús pronunció un gran discurso sobre la seguridad en el templo de Jerusalén durante la semana de la Pascua del año 27. [3] La seguridad del parentesco del hombre mortal con la Deidad debe ser realizado por la fe. [4]
La razón de la ciencia está basada en los hechos observables del tiempo; la fe de la religión presenta sus razonamientos basándose en el programa espiritual de la eternidad. Cuanta más ciencia conocemos, menos seguros estamos; cuanto más religión poseemos, más certidumbre tenemos. [5] La seguridad de comulgar con el espíritu se desarrolla gradualmente. [6]
La seguridad espiritual equivale a tu experiencia religiosa personal con las realidades eternas de la verdad divina; dicho de otra manera, es igual a tu comprensión inteligente de las realidades de la verdad, más tu fe espiritual y menos tus dudas sinceras». [7]
La incertidumbre en la seguridad es la esencia de la aventura hacia el Paraíso —incertidumbre en el tiempo y en la mente, incertidumbre en cuanto a los acontecimientos del desarrollo de la ascensión hacia el Paraíso; seguridad en espíritu y en la eternidad, seguridad en la confianza sin reserva del hijo creado en la compasión divina y en el amor infinito del Padre Universal; incertidumbre como ciudadano inexperto del universo; seguridad como hijo ascendente en las mansiones universales de un Padre infinitamente poderoso, sabio y amoroso. [8]
Reconocer la omnipotencia de la Deidad es gozar de la seguridad en vuestra experiencia de la ciudadanía cósmica, es poseer la certeza de la seguridad en el largo viaje hacia el Paraíso. [9] El Espíritu de la Verdad da seguridad. [10] Los valores temporales son vulnerables; las seguridades espirituales son inexpugnables. [11] La seguridad temporal es el principal regalo de la sociedad para el hombre. [12]
Una de las peculiaridades características de la auténtica seguridad religiosa consiste en que, a pesar del carácter absoluto de sus afirmaciones y de la firmeza de su actitud, el espíritu de su expresión es tan equilibrado y templado que nunca transmite la menor impresión de presunción o de exaltación egoísta. [13]