No os desaniméis; la evolución humana continúa avanzando, y la revelación de Dios al mundo, en Jesús y por Jesús, no fracasará. [1] No os desaniméis por el descubrimiento de que sois humanos. [2]
La confusión, el sentirse desconcertado e incluso a veces desalentado y perturbado, no significa necesariamente resistencia a las directrices del Ajustador interior. [3] El desaliento, la preocupación y la indolencia son una prueba evidente de la inmadurez moral. [4] Jesús estuvo con Simón el Zelote durante todos sus desánimos. [5]
Las palabras de Jesús a Fortunato, el joven abatido, fueron: «Amigo mío, ¡levántate!. ¡Ponte de pie como un hombre!. Tu mente debería ser tu valiente aliada en la resolución de los problemas de tu vida, en lugar de ser tú, como lo has sido, su abyecto esclavo atemorizado y el siervo de la depresión y de la derrota». [6]