La derrota es un verdadero espejo en el que verse el yo real. [1] Solo Dios tiene una evaluación perfecta de sí mismo. [2] Jesús no proporcionó el autoexamen espiritual. [3] Previene el egoísmo engreído. [4] La ciencia y la religión necesitan una autocrítica introspectiva e intrépida. [5] Comprenderse a sí mismo y a los demás conduce a desear conocer a Dios. [6] Contra el olvido de uno mismo. [7]