Confucio enseñó que la civilización terrenal refleja el orden celestial eterno. [1]
Tu capacidad espiritual se mide por tu fe y amor, mientras que tu fuerza humana se revela en tu habilidad para resistir los rencores y la melancolía; la derrota es el espejo honesto de tu verdadero ser. [2] Cada superuniverso refleja la naturaleza y el carácter del Espíritu Rector que preside, guiando el crecimiento evolutivo de una manera profunda. [3] La ética refleja el progreso espiritual interno, reflejando los valores y concepciones más elevados reconocidos de Dios. [4]
Los seconafines primarios, asignados a los Ancianos de los Días, sirven como espejos vivientes que reflejan las respuestas instantáneas e infalibles de los seres a lo largo de vastas distancias en el superuniverso. [5] Los primitivos reverenciaban los espejos con un temor supersticioso, ya que creían que podían separar el alma del cuerpo. [6] Para obtener ayuda celestial, abandona el orgullo y acude con un corazón limpio que refleje la verdad como un espejo. [7] La filosofía refleja la sabiduría de la divinidad para que todos la absorban. [8]