La parábola de las minas, a diferencia de la de los talentos, estaba destinada a todos los discípulos y se basaba en gran medida en la experiencia de Arquelao en su intento de obtener el gobierno del reino de Judea. [1] El mayordomo ingrato, que debía 10.000 talentos al rey, recibió misericordia y fue perdonado al final. [2]
La decisión más importante consiste en dedicar los talentos al desarrollo de los poderes de la mente y el espíritu, ya que los valores superiores trascienden la mera gratificación física. [3] Jesús, rechazando la tentación de buscar el poder político, demostró la locura de comprometer los talentos por el prestigio terrenal. [4] Los talentos de Jesús y Ganid abrieron las puertas de la universidad de Atenas. [5] El tiempo es la dote universal, confiada a todos los seres inteligentes para asegurar su supervivencia. [6]
El cálculo de los talentos propios, sean pocos o muchos, debe hacerse en el servicio divino, pues la verdad está viva y conduce a los hijos de la luz a nuevos reinos de realidad espiritual. [7]