Muchas tribus permitían que sus dirigentes tuvieran relaciones sexuales con una novia antes de que fuera entregada a su marido. La dote consistía en los regalos que recibía como recompensa por sus servicios sexuales en la sala de exhibición de las novias. [1]
Al principio, la costumbre exigía que el hombre se fuera a vivir con la familia de su mujer, pero en tiempos posteriores, una vez que el hombre había pagado en dinero o con su trabajo el precio de la novia, podía llevarse a su esposa y a sus hijos con su propia familia. [2]
Muchas mujeres de las mejores clases acumularon su dote mediante un servicio sexual temporal en los templos, y la mayoría de los hombres preferían tener como esposas a estas mujeres. [3]
A medida que progresó la civilización, los padres no quisieron dar la impresión de que vendían a sus hijas y usaban regalos en lugar de dinero. Más tarde, cuando se dejó de pagar para obtener una esposa, estos regalos se convirtieron en la dote de la novia. [4]
La idea de la dote consistía en transmitir la impresión de que la novia era independiente, en insinuar que se estaba muy lejos de los tiempos de las esposas esclavas y de las compañeras consideradas como una propiedad. Un hombre no podía divorciarse de una esposa con dote sin devolver toda la dote. [5]