Claudio, un joven abatido y desanimado de Malta, se convirtió en predicador de los cínicos. [1]
Los predicadores cínicos opuso la última resistencia que presentó la agrupación decreciente de creyentes salemitas; exhortaron a los romanos a que abandonaran sus rituales religiosos salvajes e insensatos y a que volvieran a una forma de culto que incluyera el evangelio de Melquisedek. [2] Jesús fue confundido en cierta ocasión con un sacerdote de los cínicos. [3]
Antes del final de su primera semana en Roma, Jesús había buscado, y había conocido, a los principales dirigentes de los cínicos, los estoicos y los cultos de misterio, en particular los del grupo mitríaco. [4]
Los predicadores cínicos de la fe y la confianza en Dios ejercían todavía su actividad en la Europa romana del siglo primero después de Cristo, y más tarde fueron incorporados en la religión cristiana que estaba empezando a formarse. [5] Mardus era el jefe reconocido de los cínicos de Roma, y se hizo muy amigo de Jesús, a quien conoció como el escriba de Damasco. [6]