Los primeros tribunales fueron encuentros pugilísticos reglamentados; los jueces no eran más que unos árbitros. [1]
Normalmente, cuando los judíos juzgaban a un hombre por un delito capital, procedían con una gran cautela y proporcionaban todas las garantías de la equidad en la selección de los testigos y en toda la conducta del juicio. [2] Dijo Jesús: Estad dispuestos a sufrir una injusticia en lugar de acudir a la ley entre vosotros. [3]
De la misma manera que otorgas una justicia dominada por la equidad a la luz de las necesidades de los que son traídos ante ti, igualmente tendrás derecho a esperar una justicia templada por la misericordia. [4] El fin de las guerras sólo será posible con tribunales continentales de naciones, presididos por un tribunal supremo planetario. [5] En la nación continental más desarrollada de un planeta vecino existen tribunales de industria que arreglan malentendidos económicos. [6]
El dinero y la influencia no deberían controlar los tribunales. La continuidad de una nación depende de la imparcialidad, de la equidad y de la integridad de sus tribunales. [7]
La categoría de cualquier civilización se puede determinar con mucha exactitud analizando la minuciosidad y la equidad de sus tribunales, y la integridad de sus jueces. [8]