Los artesanos celestiales conservan inmensas cantidades de información en imágenes conceptuales, que superan el conocimiento obtenido mediante el lenguaje escrito ordinario. [1]
Las primeras imágenes eran monumentos, hechas para preservar la memoria de muertos ilustres y que los primitivos creían que contenían espíritus mediante una ceremonia de consagración. [2]
El dibujo de Jesús en el suelo de la sinagoga causó revuelo en la escuela, lo que llevó a acusaciones de anarquía y sacrilegio, pero él defendió sus esfuerzos artísticos con valentía y autocontrol. [3] Jesús no dejó escritos ni imágenes, para no contribuir a las creencias religiosas no progresistas y a la idolatría. [4]
La desaprobación de Pilato ante los judíos se debió a que no reconoció el fuerte prejuicio que tenían contra las imágenes, lo que llevó a un compromiso fundamental. [5] "Moisés añadió el segundo mandamiento al código moral, prohibiendo que las imágenes controlaran la adoración de fetiches entre los hebreos". [6]
Las imágenes de Jesús han sido muy desafortunadas, pues lo retratan como un místico apacible, dulce y gentil, cuando en realidad su digna hombría y su dinámica enseñanza tenían mucho más impacto. [7]
Se creía que las imágenes y efigies mágicas influían en personas reales, como se ve en la superstición de masticar madera para ablandar el corazón de un vendedor. [8]