La creencia en los efectos de las drogas está influida por fuerzas sobrenaturales, como se ve en la veneración de plantas y árboles en los antiguos cultos de adoración a los árboles. [1]
La creencia de que la embriaguez convertía a la persona en divina, ya que el hombre primitivo adoraba a los intoxicantes como algo sagrado y divino, lo que conducía a la creencia de que estar intoxicado lo acercaba a la divinidad. [2] Se creía que los licores intoxicantes de las plantas otorgaban divinidad, lo que conducía a la adoración de esas plantas. [3] Los chamanes eran astutos embaucadores que empleaban drogas para inducir estados físicos y confundir a los miembros de las tribus. [4]
El mandamiento de Gautama contra la embriaguez: "No beberás licores intoxicantes". [5]
Jesús, al rechazar el vino con drogas en la crucifixión, demostró un profundo compromiso con la conciencia humana y una disposición a enfrentarse a la muerte en sus propios términos. [6]
La religión de Jesús no es un opiáceo, sino una fuerza poderosa que conduce a la humanidad hacia arriba y hacia adelante, proporcionando alegría y paz en la existencia espiritual para enriquecer y elevar la vida en la carne. [7]
El opio, el aceite de ricino y el vino fueron medicamentos primitivos utilizados por los sumerios y luego transmitidos a los griegos y egipcios, quienes desarrollaron métodos racionales para tratar a los enfermos. [8]