No deberíamos ser unos místicos pasivos ni unos ascetas anodinos;. [1]
Los lejanos ascetas enseñaron la veneración. [2]
A medida que avanzó la civilización, los conceptos rudimentarios del sacrificio fueron elevados al nivel de los rituales de la abnegación, el ascetismo, el ayuno, las privaciones y la doctrina cristiana posterior de la santificación a través de la tristeza, el sufrimiento y la mortificación de la carne. [3]
Gautama le restó valor a la práctica de buscar la salvación individual por medio de la aflicción física y del sufrimiento personal, y exhortó a sus seguidores a que llevaran su evangelio por todo el mundo. [4]
Cuando Jesús efectuaba retiros no era para ayunar ni tampoco para afligir su alma. No era un asceta, y había venido para destruir definitivamente todas estas ideas sobre cómo acercarse a Dios. [5] La iglesia se volvió ascética en la edad oscura. [6]