Todos los objetos antiguos eran amuletos mágicos. [1] Puesto que todo lo relacionado con el cuerpo podía volverse un fetiche, la magia más primitiva tuvo que ver con el cabello y las uñas. [2] Un mundo tan lleno de hechizos contribuyó mucho a destruir toda ambición e iniciativa personal. [3]
Los primitivos creían que una ceremonia de consagración hacía que el espíritu entrara en la imagen; del mismo modo, cuando se bendecían ciertos objetos, éstos se volvían amuletos. [4] Los hechizos eran empleados para asegurar un matrimonio feliz y fértil. [5]
Los amuletos y las reliquias son impotentes para curar las enfermedades, evitar los desastres o influir en los malos espíritus; la creencia en todos estos medios materiales para influir sobre el mundo espiritual no es más que una vulgar superstición. [6]
Los amuletos mágicos se preparaban mezclando una gran variedad de cosas: carne humana, garras de tigre, dientes de cocodrilo, semillas de plantas venenosas, veneno de serpiente y cabellos humanos. [7] Los efectos personales de tipo ornamental tuvieron su origen en el uso de los amuletos. [8] Los hombres primitivos se frotaban amuletos sobre las infecciones y luego los arrojaban suponiendo que así se producía la curación. [9]
Véase también: LU 88:5.