El matrimonio siempre ha estado estrechamente vinculado con la propiedad y la religión, sirviendo como mecanismo de la sociedad para regular las relaciones sexuales personales y el orden social. [1]
Andón y Fonta, a los nueve años, hicieron un acuerdo trascendental para vivir juntos y para el otro, sentando sin saberlo las bases de la raza humana. [2]
El culto a la continencia toleraba el matrimonio como un mal menor que la fornicación, lo que influyó en las enseñanzas del cristianismo y fomentó el celibato sacerdotal en muchas religiones. [3]
El matrimonio no existe después de la vida en la carne, pues quienes sean dignos de alcanzar los mundos de las mansiones no se casarán ni serán dados en matrimonio, sino que serán como los ángeles del cielo. [4]
El séquito del Príncipe fomentó el cortejo y el matrimonio entre las tribus, refinando las tradiciones e introduciendo juegos competitivos. Sin embargo, la seriedad de las tribus primitivas implicó que pocas prácticas resistieran la insurrección planetaria. [5] El matrimonio, antes siempre planeado por los padres, pasó a manos de casamenteros profesionales antes de convertirse en una aventura individual. [6]
El matrimonio podía anularse si una mujer era estéril, una práctica observada en algunas sociedades primitivas donde los matrimonios de prueba se basaban en pruebas de fertilidad. [7]
El compromiso matrimonial se consideraba antiguamente un matrimonio con relaciones sexuales convencionales, pero ahora, debido a la religión, existe un tabú sexual que separa el compromiso matrimonial del matrimonio. [8]
La evolución del matrimonio endomacal al matrimonio exomacal fue impulsada por los tabúes contra el matrimonio dentro del propio tótem, lo que condujo a la costumbre de robar esposas de tribus vecinas y, en última instancia, moldeó las prácticas matrimoniales modernas. [9]
Se produjo un progreso significativo cuando a los hombres se les prohibió matar a sus esposas a voluntad, lo que marcó un avance en los derechos y la autonomía de las mujeres en la sociedad. [10]
De barberos a sacerdotes, el matrimonio pasó de ser un asunto grupal a uno individual, conectando desde la planificación parental hasta la libre elección moderna. [11]
La poliandria en los matrimonios grupales cedió ante las prácticas emergentes de la poligamia, a menudo limitada a reinas y mujeres adineradas, con una sola esposa para varios hermanos, debido a restricciones de casta y económicas. [12]
El matrimonio se consideraba un contrato transaccional donde el esposo perdía su depósito en caso de divorcio o abandono, lo que demostraba la falta de confianza de los antiguos en el amor y las promesas. [13]
Se favoreció el matrimonio exomarital frente al matrimonio intrafamiliar debido a la observación de que la mezcla racial mejoraba la calidad de la descendencia, lo que conducía a una mayor variación evolutiva y capacidad de supervivencia, a pesar de que las costumbres anteriores restringían las relaciones sexuales entre parientes cercanos. [14] En el Antiguo Testamento, una prueba de culpabilidad marital implicaba que la esposa acusada bebiera un brebaje para determinar su infidelidad. [15] El matrimonio por captura precedió al matrimonio por contrato, así como las incursiones precedieron al comercio. [16]
Los matrimonios infantiles se practicaban entre los pueblos antiguos, quienes creían que era esencial que las personas se casaran para entrar en el mundo espiritual, e incluso concertaban matrimonios para los difuntos. [17]
Las costumbres matrimoniales han evolucionado con la sociedad y otorgan el poder de controlar el impulso sexual, a la vez que indican la fortaleza actual del gobierno civil. [18]
Hace 800.000 años, las tribus neandertales de Francia permitían a los cazadores más exitosos elegir esposas entre presas abundantes como ciervos, elefantes e hipopótamos. [19] Los matrimonios fuera de la familia fomentaron la paz, promovieron la coordinación tribal y fortalecieron las alianzas militares. [20]
La tradición de los matrimonios entre hermanos en las familias reales se origina en el apareamiento de los descendientes adámicos, y fue llevada a cabo por Adán y Eva en el Jardín. [21]
La pubertad fue antaño la edad común para contraer matrimonio, y ahora avanza con la civilización, a medida que se formaban en las primeras etapas de la evolución social peculiares órdenes célibes, formadas por individuos que carecían del impulso sexual normal. [22]
Las normas matrimoniales son un verdadero indicador del poder de las costumbres y la integridad del gobierno civil, a medida que las razas que exaltaban el matrimonio sobrevivían en número creciente. [23]
El matrimonio evolucionó, pasando de requerir el consentimiento del gobernante tribal a convertirse en un ideal monógamo libre de elementos de esclavitud. [24]
Algunas tribus exigían hazañas para optar al matrimonio, como el robo, la caza de cabezas o los concursos de adivinanzas, mientras que otras ponían a prueba la resistencia masculina o la destreza femenina en la caza y la agricultura. [25]
El matrimonio, bajo las costumbres de propiedad, se ha visto históricamente influenciado por la especulación económica, el bienestar colectivo y el concepto de la mujer como propiedad. [26]
La poligamia y la poliandria eran comunes en la historia temprana del matrimonio, evolucionando desde matrimonios grupales y fases comunales hasta diversos tipos de matrimonio plural, donde la riqueza y el estatus a menudo determinaban el número y el estatus de las esposas. [27]
La poliandria se limitaba a reinas y mujeres ricas, siendo un asunto familiar donde una esposa se casaba con varios hermanos, mientras que las restricciones económicas y de casta a veces exigían que varios hombres se contentaran con una sola esposa. [28]
La institución de la poligamia reconocía cuatro tipos de esposas: esposas ceremoniales o legales, esposas de afecto y permiso, concubinas y esposas esclavas. [29] Fuera del Paraíso, el apareamiento múltiple era una práctica común, lo que alimentó la creencia de Cano en la rectitud del proyecto Serapatatia. [30]
Los esposos solo podían tener tantas esposas como pudieran mantener económicamente, lo que llevó a los hombres ricos a tener numerosos hijos mediante una asamblea de esposas trabajadoras y esclavas. [31] La transición de la poligamia a la monogamia marcó el fin de la supervivencia de la esclavitud femenina en el matrimonio. [32]
El matrimonio, ahora temporalmente inestable, se enfrenta a una insatisfacción generalizada y a dificultades para adaptarse, ya que la elección individual amenaza tabúes y costumbres arraigados. [33]
El matrimonio, estabilizador de la sociedad, se ve influenciado por factores como el orgullo, el deber y las convicciones religiosas, pero en última instancia es una institución humana, no controlada únicamente por la iglesia. [34] El matrimonio regula las relaciones sexuales, la herencia y el orden social al regular la descendencia y la sucesión. [35]
Jesús dirigió una alegre celebración de bodas judías en Caná que duró una semana, a pesar de su repentina partida al día siguiente con sus discípulos recién elegidos. [36]
El matrimonio, mecanismo social que responde a la bisexualidad, evoluciona a partir de la propensión innata al apareamiento y es esencial para regular las relaciones sexuales personales y el orden social. [37]
Las leyes matrimoniales en el planeta cercano exigen un año de preaviso, instrucción en escuelas parentales y permiso después de la edad de emancipación civil, con regulaciones de divorcio ligeramente más laxas que en Urantia. [38] El matrimonio abarca tanto las costumbres sociales como las relaciones personales íntimas. [39] Equilibra la idealización juvenil con la desilusión prematrimonial para navegar por las realidades del matrimonio y la vida familiar. [40]
El ideal del matrimonio como institución humana no debe confundirse con un sacramento, sino más bien abrazarse como una sociedad sagrada y en evolución. [41] Esta es una Regla de Oro para maridos: «Ama a tu esposa como el Padre exalta a la Madre Espíritu.». [42]
El matrimonio es una unión que dura toda la vida, de modestia, compromiso, devoción y dedicación altruista a la crianza de los hijos, probada por la intimidad continua y fundada en una genuina devoción personal. [43] Los Hijos Materiales representan los ideales del matrimonio como humanamente sagrados en las esferas superiores. [44] Miguel y el Espíritu Materno representan la unión eterna y la asociación igualitaria en la organización familiar y el matrimonio voluntario. [45] El ideal del matrimonio es la relación humana más sagrada y elevada. [46]
La monogamia es ideal para quienes alcanzan este estado deseable, pero tiende a generar dificultades biológicas en quienes se quedan fuera; sin embargo, es decididamente mejor para los hijos. [47]
El matrimonio prospera gracias a la cooperación antagónica, fusionando los intereses personales con la armonía práctica, sello distintivo de las instituciones humanas exitosas. [48]
El matrimonio está evolucionando lentamente hacia un matrimonio mutuo, romántico, ético e idealista, alejándose de sus raíces industriales y transaccionales en tiempos primitivos e incluso modernos. [49]
El matrimonio monógamo es decididamente mejor para los hijos y fomenta la comprensión y la cooperación íntimas para la felicidad de los padres, el bienestar infantil y la eficiencia social. [50] El matrimonio duradero se basa en el amor por las generaciones futuras, trascendiendo el mero afecto biológico. [51] El matrimonio no debe considerarse un sacramento, sino una institución humana influenciada por la religión. [52] La monogamia es la meta idealista de la evolución sexual humana, que depende de un firme autocontrol para alcanzar el éxito. [53]
La monogamia es crucial para el avance de la civilización social y permite a la madre estar segura del afecto de su esposo, fomentando el sentimiento, el carácter moral y el crecimiento espiritual, imposibles en la poligamia. [54]
El matrimonio, la manifestación más alta de la cooperación antagónica, no es biológico sino sociológico, y garantiza una armonía práctica en el trabajo del hogar. [55] El matrimonio no se basa únicamente en el sexo, sino en responsabilidades y compromisos compartidos. [56] La monogamia a menudo fracasa por falta de autocontrol, la cumbre de todas las virtudes humanas. [57]
La verdadera prueba del matrimonio es la ineludible intimidad continua que exige modestia, compromiso y dedicación desinteresada a la crianza de los hijos. [58]
Al esforzarse por lograr matrimonios monógamos en parejas ideales, la sociedad no debe ignorar la difícil situación de quienes quedan excluidos, ya que el matrimonio no debe equivaler a un monopolio absoluto de la personalidad. [59]
La legítima autoridad del hombre sobre la mujer solo se concede cuando ella la acepta voluntariamente, a cambio de la protección especial que él puede brindarle como compañero responsable de la crianza de los hijos. [60]
El matrimonio, estabilizado por las costumbres, la propiedad, el orgullo, la caballerosidad, el deber y la religión, está protegido por el hecho biológico innato de que los hombres y las mujeres no vivirán el uno sin el otro, lo que garantiza la estabilidad de la institución familiar. [61] El matrimonio es la unión de un hombre y una mujer para establecer un hogar del más alto orden social. [62]
La monogamia, artificial y antinatural para el hombre evolutivo, contribuye al refinamiento del carácter moral y al crecimiento espiritual en las razas avanzadas. [63]
La monogamia, si bien es beneficiosa para quienes la alcanzan, puede generar dificultades biológicas para los menos afortunados, lo que pone de relieve la necesidad de un equilibrio entre el bienestar individual y las necesidades de la sociedad. [64]
Los mortales ascendentes en los mundos de estancia pueden compensar las deficiencias experienciales, excepto en su vida sexual, lo que enfatiza la importancia de las disciplinas de las relaciones sexuales promedio. [65]
Un hombre y una mujer que cooperan mejoran enormemente las posibilidades de supervivencia y de iniciar la sociedad humana, superiores a las de dos hombres o dos mujeres. [66]
El matrimonio es una institución crucial que fomenta la cooperación entre los sexos, superando sus diferencias para asegurar la supervivencia de la civilización y la perpetuación de la humanidad. [67]
El papel del matrimonio en la evolución es asegurar la supervivencia de la raza, priorizando el automantenimiento y la autoperpetuación sobre la felicidad personal, siendo la autogratificación incidental. [68] El matrimonio es honorable y debe ser deseado por todos para el establecimiento de hogares y la crianza de los hijos. [69]
El matrimonio estimula los potenciales más elevados de la naturaleza humana y proporciona una vía para la expresión de los atributos intensificados de la personalidad mortal. [70]
El matrimonio vale cualquier sacrificio necesario para poseerlo, ya que fomenta la autoexpresión mutua, la comprensión y el desarrollo de un carácter fuerte mediante amistades afectuosas y comprensivas. [71]
El impulso innato de la mujer por criar y proteger a su descendencia la llevó a defender el matrimonio y las estructuras familiares tempranas; el hombre, en cambio, se dejó llevar por las expectativas sociales más que por los instintos biológicos al crear hogares y establecer el matrimonio. [72]
Emanuel desaconsejó a Jesús contraer matrimonio, ya que su destino primero debía manifestarse. [73]
Véase también: LU 82; LU 83; LU 84.