Las diferencias de naturaleza, reacción, puntos de vista y pensamientos entre los hombres y las mujeres, en lugar de producir inquietud, deberían ser consideradas como altamente beneficiosas para la humanidad, tanto individual como colectivamente. Estas asociaciones duales multiplican enormemente la diversidad de talentos y vencen las limitaciones inherentes. [1]
La diversidad de las relaciones absolutas no tiene ninguna posibilidad de aparecer sin unas existencias coordinadas, y los factores diferenciales, variables, modificadores, atenuadores, limitadores o reductores no tienen ninguna probabilidad de funcionar. [2] Aunque la infinidad es por una parte una UNIDAD, por otra es una DIVERSIDAD sin fin ni límites. [3]
Aunque el universo puede presentar muchos problemas y situaciones que muestran aparentemente una falta de armonía, la unidad subyace a la creatividad diversidad. [4]
La mente unifica todas las divergencias, pero en ausencia total de tales divergencias, la mente no encuentra ninguna base para intentar formular conceptos comprensibles. [5]
Un aspecto positivo de la diversificación de las razas es que incita a una sana competición. [6]
La evolución de seis —o de tres— razas de color, aunque parezca deteriorar la dotación original del hombre rojo, proporciona ciertas variaciones muy deseables en los tipos mortales y permite una expresión, de otra manera inalcanzable, de los diversos potenciales humanos. [7]
Cada instructor apostólico enseñaba su propio punto de vista sobre el evangelio del reino. Jesús apoyaba esta presentación de la diversidad de experiencias personales en las cosas del reino. [8] No prohibas al predicador extraño proclamar el evangelio del reino. Quien no está contra nosotros está a nuestro favor. [9]
Un profeta llamado Quirmet creó un alboroto considerable en el campamento de creyentes, y Simón Celotes opinaba que había que tratar más bien con rudeza a este farsante que se engañaba a sí mismo, pero Jesús intervino para dejarle total libertad de acción durante unos días. [10] Jesús exhortaba constantemente a que se abstuvieran de intentar moldear a los discípulos y a los creyentes según un modelo predeterminado. [11]
La religión del espíritu permite la diversidad de creencias, y permite disfrutar de una profunda unidad espiritual a pesar de la diversidad de actitudes individuales. [12]
El reino de los cielos en el corazón de los hombres creará la unidad religiosa, no necesariamente la uniformidad, porque todos y cada uno de los grupos religiosos, compuestos por tales creyentes religiosos, estarán libres de toda noción de autoridad eclesiástica —de soberanía religiosa. Jesús oró por la unidad entre sus seguidores, pero no deseaba la uniformidad. La verdadera iglesia —la fraternidad de Jesús— es invisible, espiritual y está caracterizada por la unidad, pero no necesariamente por la uniformidad. [13]