La renuncia de Abraham a sus ambiciones personales en favor de Melquisedek es por lo que se le aparecieron seres celestiales. [1] El hombre muchas veces se inclina ante los ídolos de sus ambiciones egoístas. [2] Miles de hombres permiten que la ambición los haga esclavos de las deudas. [3]
Pocos mortales se atreven nunca a extraer nada similar a la cantidad de créditos establecidos para su personalidad por los ministerios combinados de la naturaleza y de la gracia. La mayoría de las almas empobrecidas son realmente ricas, pero se niegan a creerlo. [4] Una ambición enérgica, un juicio inteligente y una sabiduría madura son los factores esenciales para conseguir el éxito material. [5] La ambición es inútil sin un público ante quien poder alardear. [6] Jesús destrozó repetidamente las ambiciones de sus apóstoles. [7]
Todo ser humano debería recordar que muchas ambiciones por sobresalir, que atormentan a los mortales durante su vida en la carne, no subsistirán en la carrera morontial y espiritual, pero antes de que los mortales ascendentes dejen el universo local para emprender su carrera espiritual, serán saciados en todos sus anhelos o verdaderas ambiciones intelectuales, artísticas y sociales. [8] Las ambiciones pueden contrarrestar el instinto maternal. [9] La ambición tiene su opuesto en la indolencia animal. [10]
Las personas nacidas del espíritu tienen tales motivaciones nuevas en la vida que pueden mantenerse tranquilamente al margen mientras perecen sus ambiciones más queridas y se derrumban sus esperanzas más profundas. [11] Es eternamente cierto que aquello que empezamos en el tiempo, lo terminaremos ciertamente en la eternidad —si vale la pena terminarlo. [12]
La creencia en los hechizos contribuyó mucho a destruir la ambición y la iniciativa personal. [13] Los deseos de los mortales y las ambiciones humanas fueron virtualmente destruidos por las doctrinas védicas. [14] Los budistas enseñaron que todo esfuerzo humano es desagradable. [15]
La ambición es peligrosa hasta que no se socializa plenamente. No habréis adquirido realmente una virtud hasta que vuestros actos no os hagan dignos de ella. [16] La ambición puede ser peligrosa cuando está enteramente unida al egoísmo y motivada de manera suprema por la venganza sombría tanto tiempo reprimida. [17]