Con nuestra prudencia, debemos mostrar que somos expertos en allanar los desacuerdos menores y en ajustar los pequeños malentendidos. [1] Las comisiones conciliadoras resuelven controversias. [2] La división aparece cuando no todos en una familia creen en el evangelio. [3] Que la controversia sólo surja cuando los que desprecian la verdad os fuercen a ella. [4]
En el momento en que los Creadores traen a la existencia a unos individuos evolutivos que tienen el poder de elegir los malentendidos van a surgir con toda seguridad. [5]
Jesús evitó las controversias con los apóstoles salvo aquellas que implicaban conceptos erróneos sobre su Padre que está en el cielo. [6]
Jesús nunca discutió sobre la paternidad de Dios o la fraternidad de los hombres; él era una ilustración viviente de lo primero y una profunda demostración de lo segundo. [7]
Tras la muerte de Jesús, Tomás se apartó por unos días de sus compañeros, siguió su propio camino, y luego, incluso al estar de vuelta entre ellos, tendió inconscientemente a adoptar una actitud de desacuerdo. [8]