Jesús vio a Satanás caer en forma de rayo, lo que marcó el fin de la rebelión de Lucifer en Satania. [1]
El fuego que descendía de los dioses, basado en el mito y el rayo, condujo a la adoración del fuego y a la costumbre de pasar a través del fuego, una tradición que perdura incluso después de la muerte. [2]
El hombre primitivo se sentía intimidado por los truenos y los relámpagos como la voz de un dios enojado, lo que vinculaba la adoración del fuego con el miedo al rayo. [3] Los primates reponían el fuego encendido por los rayos mucho antes de que los gemelos descubrieran cómo encender fuegos intencionalmente. [4] Thor era el maestro del rayo, un héroe fantasma entrelazado con el culto a la naturaleza. [5] Las piedras de trueno que se creía que protegían contra los rayos todavía persisten en las costumbres populares de Bretaña. [6]
Véase también: LU 57:8.18.