En la comunión espiritual de un hijo creyente con el Padre divino, nunca puede haber una finalidad doctrinal ni una superioridad sectaria de conciencia de grupo. [1] Los creyentes deben responder al dogmatismo con un dogmatismo más perspicaz. [2]
En todas las asociaciones de personalidad de la mente cósmica existe una cualidad que se podría denominar «sensibilidad a la realidad» que salva a las criaturas de convertirse en víctimas indefensas de las suposiciones implícitas a priori de la ciencia, la filosofía y la religión. [3]
El fetiche doctrinal conduce al hombre mortal a echarse en las garras de la mojigatería, el fanatismo, la superstición, la intolerancia y las crueldades bárbaras más atroces. [4] El sectarismo es una enfermedad de la religión institucional, y el dogmatismo es una esclavitud de la naturaleza espiritual. [5]
Las doctrinas y los dogmas religiosos estereotipados son el falso refugio al que recurren los hombres indolentes que intentan evitar los rigores de las actividades verdaderamente religiosas. [6]
Jesús deploró el dogmatismo. Una y otra vez previno a sus apóstoles contra la elaboración de credos y el establecimiento de tradiciones como medio de guiar y controlar a los creyentes en el evangelio del reino. [7]
Las religiones de autoridad se cristalizan en credos sin vida; la religión del espíritu se desarrolla en la alegría y la libertad crecientes de las acciones ennoblecedoras del servicio amoroso y de la ayuda misericordiosa. [8]
En los tiempos antiguos, la palabra de autoridad fetiche era una doctrina que inspiraba temor, el más terrible de todos los tiranos que esclavizan al hombre. [9] Sólo una realidad incalificada, un absoluto, puede atreverse a ser coherentemente dogmática. [10] Nuestra filosofía se esfuerza por emanciparse de los dogmas y de la tradición. [11]
La teoría muerta, incluso de las doctrinas religiosas más elevadas, no tiene poder para transformar el carácter humano o para controlar el comportamiento de los mortales. [12] Las religiones pueden ponerse de acuerdo en los valores mientras mantienen la creencia en credos en conflicto. [13] Los grupos religiosos deberían eliminar toda la presión del credo entre sus miembros. [14]
Los hombres nunca pueden esperar alcanzar una uniformidad de credos, dogmas y ritos —pues éstos son intelectuales; pero sí pueden, y algún día lo lograrán, conseguir la unidad en la adoración sincera del Padre de todos, porque ésta es espiritual, y es eternamente cierto que en espíritu todos los hombres son iguales. [15]