Honor, orgullo, ambición: inútiles sin un público ante el cual desfilar, constituyendo los orígenes del arte, las ceremonias y los deportes. [1] Para vivir desinteresadamente, uno debe enfrentarse a la constante demanda de honor desde dentro. [2] Busca sólo lo que honestamente te pertenece en materia de honor y reconocimiento. [3] Históricamente. Los primitivos deseaban prestigio social y político mediante la compra de una nobleza comercializada basada en servicios especiales o dinero. [4]
La acumulación de riqueza ha sido durante mucho tiempo un símbolo de estatus social y poder, exhibido a través de regalos extravagantes y actos filantrópicos. [5] Los hijos de Zebedeo buscaban honor, pero Jesús les enseñó la verdadera naturaleza de su reino. [6] La fe espiritual de Jesús armonizó el honor personal con los juicios prácticos. [7]