Los celos de Judas hacia Jesús pueden convertir el amor en odio. [1] Dios está celoso del hombre, nunca de él. [2]
Los celos son un veneno mental que interfiere con el progreso espiritual y obstaculiza en gran medida los esfuerzos del Ajustador por exaltar la mente material. [3]
Los cónyuges mayores entre los primitivos se deleitaban con nuevas esposas debido a los antiguos tabúes que fomentaban la poligamia y la necesidad de ayuda más joven para la maternidad y el trabajo doméstico. [4] Los Primates estaban celosos de la casa del árbol de Andón, lo que provocó temor y aislamiento en los gemelos mientras huían hacia el norte. [5] Los celos sexuales no son innatos sino más bien un producto de las normas y costumbres sociales en evolución. [6] Descansa en la ciudadela del espíritu, sin que te afecten los celos ni los choques terrenales, pues las garantías espirituales son inexpugnables. [7]