El culto progresivo a los fantasmas hizo inevitable el culto a los antepasados. [1] La gran debilidad de la veneración de los antepasados consiste en que fomenta una filosofía centrada en el pasado. [2]
La adoración a los antepasados está basada en la creencia de que los muertos castigaban a los que no seguían las reglas que ellos habían respetado cuando vivían. [3] Los practicantes del culto a los antepasados consideran el no tener hijos como la calamidad suprema de todos los tiempos y de la eternidad. [4] La gran fuerza de la veneración de los antepasados es el valor que esta actitud atribuye a la familia. [5] Este ritual se convirtió más tarde en una seudo sesión de espiritismo en la que se suponía que aparecían fantasmas. [6] Durante cierto período, la veneración solar se convirtió en una especie de culto a los antepasados. [7]
Los judíos tendían a sobrehonrar a los antepasados. [8]
Tanto los griegos como los romanos favorecieron el matrimonio monógamo. [9] Esta costumbre prevaleció en Europa durante cerca de quinientos años después de la desintegración de la civilización grecorromana. [10]
Causó estancamiento en China. [11] Confucio estableció el respeto por la conducta ancestral. [12] El budismo pronto se fusionó con las prácticas ritualistas sobrevivientes de la adoración a los antepasados. [13]
El culto a los antepasados constituyó antiguamente un progreso indudable en la evolución religiosa, pero es a la vez sorprendente y lamentable que este concepto primitivo continúe existiendo en China, el Japón y la India en medio de otras creencias relativamente más avanzadas, tales como el budismo y el hinduismo. [14]
Véase también: LU 87:3; LU 79:8.3; LU 94:5.7.