La confianza es una nueva adquisición humana traída a cabo por los serafines ayudantes planetarios, que inculcan fe en las mentes de los hombres en evolución. [1]
La confianza y la fe, los preceptos cardinales de las enseñanzas de Melquisedek, fueron el fundamento de su tercera revelación de la verdad en Urantia. [2]
La confianza infantil asegura la entrada en el reino de la ascensión celestial, donde el Ajustador del Pensamiento traduce el sentido primitivo del deber del hombre en una fe superior en las realidades eternas de la revelación, que conduce al logro supremo mediante la voluntad divina. [3] La confianza es la solemne medida del carácter y del autodominio, una prueba crucial para las criaturas volitivas. [4]
La fiabilidad de las personalidades en un universo está determinada por su proximidad a la Deidad, y a medida que se alejan más en su origen, puede producirse una escalada de discordia, desorden y desafío ocasional. [5] La fe produce una confianza sublime en la bondad de Dios, incluso ante la amarga decepción y la derrota aplastante. [6]
El Padre Universal nos confía libremente una parte de sí mismo, inculcando confianza en nuestras mentes mediante el ministerio de los serafines planetarios. [7] La confianza en los frutos del espíritu conduce a una paz duradera y a un ministerio misericordioso. [8] Judas se negó a confiar, lo que condujo a su alejamiento de Jesús y del grupo. [9]
El progreso de los individuos aumentando gradualmente la confianza, basándose en el desarrollo del carácter, previene el desastre, mientras que la asignación prematura de responsabilidades invita al fracaso. [10] La confiabilidad es la medida sagrada y solemne del carácter, que revela el verdadero dominio del yo. [11]