Los hombres azules eran cazadores, pescadores, colectores de alimento y expertos constructores de barcos. [1]
Cuando Adán eligió dejar el primer jardín a los noditas sin oponer resistencia, no podía ir con sus seguidores hacia el oeste, porque los edenitas no disponían de barcos adecuados para esa aventura marina. [2] Hacia el año 12.000 a. de J.C., una brillante tribu de anditas navegantes emigró a Creta. [3]
Los danubianos se convirtieron en adoradores de la madre a consecuencia de la labor de los misioneros de Creta. Estas tribus se fusionaron más tarde con grupos de marineros andonitas que vinieron por barco desde la costa de Asia Menor, y que también eran adoradores de la madre. [4] El primer comercio, iniciado por los anditas, fue facilitado por el uso de barcos. [5]
Antes de que los últimos anditas fueran expulsados del valle del Éufrates, muchos hermanos suyos habían penetrado en Europa como aventureros, educadores, comerciantes y guerreros. Una parte del comercio marítimo inicial del hombre se estableció en el Mediterráneo, donde los hombres azules del norte y los saharianos del sur se encontraron con los noditas y los adamitas del este. [6]
La costa del Mediterráneo no se pobló de anditas hasta las grandes invasiones del año 2500 a. de J.C.. El transporte y el comercio terrestre permanecieron prácticamente interrumpidos. Esta obstrucción provocó la gran expansión del transporte y el comercio por mar; estuvo en pleno apogeo hace 4500 años. [7]
Poco tiempo después de conquistar la India, los anditas dravidianos perdieron su contacto racial y cultural con Mesopotamia, pero estas relaciones se restablecieron gracias a la apertura posterior de las líneas marítimas y de las rutas de las caravanas. [8]
José y María se despidieron de Alejandría en un barco propiedad de su amigo Esraeon, con destino a Jope, puerto al que llegaron a finales de agosto del año 4 a. de J. C. [9] Jesús realizó un largo viaje en barco hasta llegar a Roma. [10]
Gracias a una técnica superior y a unos métodos mucho mejores de tratar las tablas al vapor, Jesús y Zebedeo empezaron a construir barcas de un tipo muy superior; se trataba de unas embarcaciones mucho más seguras que los antiguos modelos para navegar por el lago. [11] Antes de salir de predicación Andrés encontró a Jesús llorando sentado en una barca en la playa. [12]
Jesús y su hermana Rut pasaron una hora juntos en un barca anclada en la costa. Rut fue la única de la familia que creyó sin dudar durante toda su vida en la divinidad de la misión de Jesús. [13]
A Jesús y los apóstoles les sorprendió una violenta tormenta en el mar de Galilea; aunque Jesús nunca detuvo la tormenta de forma milagrosa, los apóstoles sí que lo creyeron. [14] Jesús frecuentemente enseñó sentado desde una barca a la orilla del mar. [15]
Los apóstoles pescaban desde barcas. [16] Los apóstoles atravesaron el mar de Galilea en barca en varias ocasiones. [17] Muchas de las barcas utilizadas por los apóstoles fueron construidas por Jesús con sus propias manos. [18]
La visión nocturna de Pedro en el mar de Galilea: mientras los otros apóstoles luchaban en la barca contra el viento y las olas, Pedro tuvo un sueño, una visión de Jesús que venía hacia ellos caminando por el mar. [19]