Melquisedek sustituyó el sacrificio de carne y sangre por un sacramento de pan y vino. [1]
La tentación del desierto de ordenar a las piedras que se conviertan en panes en realidad fue sólo una duda que Jesús tuvo sobre cómo obtener alimento y si se permitiría usar sus poderes para ello. [2] Jesús hizo el milagro de alimentar a cinco mil personas usando cinco panes de cebada y dos peces. [3] Dijo Jesús: «Si el niño necesita pan, ¿le daréis una piedra simplemente porque la ha pedido tontamente?». [4] En la párabola del rico y el pobre Lázaro deseaba que Dives le diera de comer sus migajas. [5] Jesús citó: «No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios». [6]
Norana, la mujer fenicia que insistió en ver a Jesús, pidió a los apóstoles que no privaran a los perros de las migajas que puedan caer de la mesa de los hijos. [7] Jesús uso el pan en la parábola de los tres panes. [8]
La palabra eterna de Dios es en verdad el pan de la vida; la vida de Jesús en la carne es una donación del pan del cielo. [9] El pan y el agua de la vida sólo se conceden a los que tienen hambre de la verdad y sed de rectitud —de Dios. [10]
En Mesina Jesús y sus acompañantes se detuvieron un solo día, pero lo suficiente como para cambiar la vida de un muchacho, un vendedor de frutas; Jesús le compró frutas y a su vez lo alimentó con el pan de la vida. [11] Jesús es el pan de vida, y es la vida unida del Padre y del Hijo en un solo don. [12] Los profetas de la semilla de Abraham se sentarán en el reino glorificado con los creyentes de las naciones gentiles para compartir el pan de la vida. [13]
Jesús fue el iniciador de la costumbre de celebrar la Pascua judía usando sólo el pan ácimo y el vino, y a estos símbolos los llamó «el pan de la vida» y el «agua de la vida». [14] Jesús es el pan viviente, y toda alma que consigue obtener esta naturaleza unida de Dios y hombre vivirá para siempre. [15]
El mundo está lleno de almas hambrientas que se mueren de hambre delante mismo del pan de la vida; los hombres se mueren buscando al mismo Dios que vive dentro de ellos. [16]
Durante la última cena con sus apóstoles Jesús llamó al pan de la cena el pan del recuerdo, el símbolo de la palabra viviente de la verdad encarnada en la similitud de la carne mortal. [17]