Las necesidades económicas atan al hombre a la realidad, y la experiencia religiosa personal conduce a este mismo hombre a enfrentarse con las realidades eternas de una ciudadanía cósmica en constante expansión y progreso. [1]
Los hombres y las mujeres se desconciertan muchas veces al esforzarse por comprenderse a sí mismos y luchar con las múltiples dificultades que encuentran para ganarse la vida en un mundo tan ampliamente dominado por el egoísmo y el pecado. [2] Las ganancias personales pueden usarse como se crea conveniente. [3] Las necesidades económicas es de una de lealtades humanas de carácter sagrado. [4] El éxito requiere no solamente la devoción al trabajo, sino también que funcionemos como una parte de uno de los canales de la riqueza material. [5]
No debemos ser unos místicos pasivos ni unos ascetas anodinos; no debemos convertirnos en unos soñadores ni en unos vagabundos, que confían pasivamente en una Providencia ficticia para que les proporcione hasta las necesidades de la vida. [6]
La religión es la experiencia exclusivamente espiritual del alma inmortal evolutiva del hombre que conoce a Dios, pero el poder moral y la energía espiritual son unas fuerzas poderosas que se pueden utilizar para tratar situaciones sociales difíciles y para resolver problemas económicos complicados. [7] Es voluntad del Padre que el hombre mortal trabaje con perseverancia y firmeza para mejorar su condición en la Tierra. [8] Los salarios de los trabajadores en la nación continental más desarrollada de un planeta vecino dependen de los beneficios de la empresa. [9]
Debido al prematuro fallecimiento de su padre José, Jesús tuvo que hacerse cargo del taller del carpintería y de mantener a su madre y hermanos, pasando varios años de luchas financieras. Sin embargo, no vaciló ni se desanimó. [10] El salario de un carpintero cayó en Nazaret al equivalente a 25¢ / día. [11]
Jesús estableció diferencias entre los consagrados al evangelio y los meros discípulos. Los que deseen dar su vida al evangelio no deberían tener dudas en su mente sobre su propio sustento o el de las familias que han abandonado. Vivirán por el evangelio. Si se quiere preocuparse de ganar el pan entonces se debería ser sólo un discípulo creyente. [12]
Decía Jesús: «Cuando os sintáis tentados a poner en duda la seguridad de vuestro pan, pensad en los cuervos; no siembran ni cosechan, no tienen almacenes ni graneros, y sin embargo el Padre proporciona comida a todos aquellos que la buscan». [13]
Jesús instruyó a los recaudadores y los soldados de su época, que solían abusar de otros para obtener beneficios extra, a no percibir más de lo asignado y a estar contentos con el salario. [14] Los apóstoles se organizaron de modo que pudieran disponer de todo lo necesario para su futuro trabajo de predicación. [15]